Habilidades sociales para estudiantes con deficiencia auditiva
Con la finalidad de desarrollar un taller grupal de habilidades sociales, es necesario subrayar varios elementos muy importantes; en primer lugar, el trabajo previo e individual con el alumno o la alumna en aspectos de autoestima; en segundo lugar, la formación determinada y adecuada de los propios orientadores, valorando y reconociendo las necesidades específicas de los alumnos y de las alumnas; y, en tercer lugar, conocer qué tipo de apoyo recibe el alumno o la alumna, tanto en el entorno familiar como en el escolar.
Los niños y las niñas con pérdidas auditivas pueden sentir, con gran frecuencia, cierta sensación de soledad en el colegio, por lo cual se aconseja, claramente, unas sesiones de orientación individual centradas en el refuerzo de la autoestima antes de comenzar el trabajo grupal. Podría decirse que el objetivo principal de los encuentros grupales es la preparación del alumnado para poder aplicar las destrezas y habilidades que se han aprendido en grupos, con una estructura muy definida, a otros entornos no estructurados, como podrían ser, por ejemplo, los recreos. Cuando el alumno o la alumna tiene problemas de autoestima, es muy posible que no tenga la confianza suficiente para afrontar los conflictos que se producen en todo proceso de integración, especialmente cuando existen ciertas dificultades añadidas para la comunicación. En definitiva, se trata de trabajar especialmente las siguientes habilidades:
– Habilidades interpersonales: ser conscientes de cómo interactuar con los demás.
– Habilidades de resolución de problemas: ejercitarse para saber reconocer un posible problema y llevar a cabo las acciones apropiadas.
– Habilidades de supervivencia: saber qué debe hacerse en situaciones de emergencia y saber protegerse.
– Habilidades de resolución de conflictos: darse cuenta de las situaciones conflictivas y aprender a moverse dentro de ellas.
Este trabajo se debe realizar de forma estructurada y, en la medida de lo posible, los grupos deben ser reducidos. Si dentro del grupo existiesen alumnos o alumnas con deficiencia auditiva, se deberían tener en cuenta una serie de puntos para facilitar su participación, tales como:
– Detener la explicación periódicamente para resumir lo dicho hasta el momento.
– Contrastar que se ha comprendido lo que se ha comentado, solicitando al alumno o a la alumna que explique algún aspecto con sus propias palabras; en este punto es aconsejable preguntar a los alumnos y a las alumnas sin problemas de audición.
– Establecer ciertas reglas de comunicación del grupo, tales como mantener contacto visual con la persona que habla, vocalizar correctamente, hablar despacio…
A la hora de planificar el programa, el orientador tendrá en cuenta las dificultades añadidas que comporta la pérdida auditiva en un entorno grupal. Para ello:
– Organizará las sesiones por la mañana, cuando los niños y las niñas están más despejados y es más fácil entablar conversación.
– Comentará previamente al alumno o a la alumna con pérdida auditiva los temas que se van a tratar, con la finalidad de hacer más fácil que participe.
– Verificará que se ha comprendido e interpretado correctamente lo comentado.
– Llevará a cabo tareas de observación en entornos no estructurados para verificar sus avances en el campo de la interacción social.
– Procurará no reunirse durante las pausas para comer, con la finalidad de no dificultar la lectura labial a los alumnos y a las alumnas que tengan pérdida auditiva.
Con estos encuentros se trata, fundamentalmente, de colaborar con ellos, para que identifiquen y solucionen problemas de comunicación, partiendo de su autoconocimiento y buscando ampliar su capacidad de trasmitir y comunicarse, trabajando sobre la interacción real con distintos grupos y situaciones para la mejora de sus habilidades en este campo.
Los niños y las niñas con pérdidas auditivas pueden sentir, con gran frecuencia, cierta sensación de soledad en el colegio, por lo cual se aconseja, claramente, unas sesiones de orientación individual centradas en el refuerzo de la autoestima antes de comenzar el trabajo grupal. Podría decirse que el objetivo principal de los encuentros grupales es la preparación del alumnado para poder aplicar las destrezas y habilidades que se han aprendido en grupos, con una estructura muy definida, a otros entornos no estructurados, como podrían ser, por ejemplo, los recreos. Cuando el alumno o la alumna tiene problemas de autoestima, es muy posible que no tenga la confianza suficiente para afrontar los conflictos que se producen en todo proceso de integración, especialmente cuando existen ciertas dificultades añadidas para la comunicación. En definitiva, se trata de trabajar especialmente las siguientes habilidades:
– Habilidades interpersonales: ser conscientes de cómo interactuar con los demás.
– Habilidades de resolución de problemas: ejercitarse para saber reconocer un posible problema y llevar a cabo las acciones apropiadas.
– Habilidades de supervivencia: saber qué debe hacerse en situaciones de emergencia y saber protegerse.
– Habilidades de resolución de conflictos: darse cuenta de las situaciones conflictivas y aprender a moverse dentro de ellas.
Este trabajo se debe realizar de forma estructurada y, en la medida de lo posible, los grupos deben ser reducidos. Si dentro del grupo existiesen alumnos o alumnas con deficiencia auditiva, se deberían tener en cuenta una serie de puntos para facilitar su participación, tales como:
– Detener la explicación periódicamente para resumir lo dicho hasta el momento.
– Contrastar que se ha comprendido lo que se ha comentado, solicitando al alumno o a la alumna que explique algún aspecto con sus propias palabras; en este punto es aconsejable preguntar a los alumnos y a las alumnas sin problemas de audición.
– Establecer ciertas reglas de comunicación del grupo, tales como mantener contacto visual con la persona que habla, vocalizar correctamente, hablar despacio…
A la hora de planificar el programa, el orientador tendrá en cuenta las dificultades añadidas que comporta la pérdida auditiva en un entorno grupal. Para ello:
– Organizará las sesiones por la mañana, cuando los niños y las niñas están más despejados y es más fácil entablar conversación.
– Comentará previamente al alumno o a la alumna con pérdida auditiva los temas que se van a tratar, con la finalidad de hacer más fácil que participe.
– Verificará que se ha comprendido e interpretado correctamente lo comentado.
– Llevará a cabo tareas de observación en entornos no estructurados para verificar sus avances en el campo de la interacción social.
– Procurará no reunirse durante las pausas para comer, con la finalidad de no dificultar la lectura labial a los alumnos y a las alumnas que tengan pérdida auditiva.
Con estos encuentros se trata, fundamentalmente, de colaborar con ellos, para que identifiquen y solucionen problemas de comunicación, partiendo de su autoconocimiento y buscando ampliar su capacidad de trasmitir y comunicarse, trabajando sobre la interacción real con distintos grupos y situaciones para la mejora de sus habilidades en este campo.
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