La importancia de atender a los alumnos creativos, talentosos y con altas capacidades

Juan Pablo es un niño de seis años que acaba de ingresar a Primaria. El primer día de clase, antes de entrar a la escuela, le prometió a sus padres que se portaría muy bien, que no haría enfadar a la maestra y que tendría muchos amigos.
En Preescolar no logró hacer amigos ya que sus compañeros no entendían muchos comentarios que él hacía y tampoco parecían estar muy interesados, mucho menos en los juegos que inventaba.
Resultado de imagen para comunicacionYa en el aula, la maestra formó equipos para que los alumnos realizaran carteles sobre las normas de la clase. Sobre las mesas de trabajo puso diferentes materiales para decorar el cartel (entre estos, granos de arroz, judías y lentejas). Al ver las semillas, Juan Pablo pensó en qué se sentiría al nadar en un mar de semillas. En ese momento tomó la caja grande que contenía los lápices de colores, la vació y puso dentro de esta todas las semillas que había sobre la mesa.
Como no eran suficientes para su experimento, tuvo que recoger las semillas que estaban sobre las demás mesas de trabajo. Estaba tan emocionado con llevar a cabo su idea, que no lograba escuchar las quejas de sus compañeros ni los comentarios de la maestra.
Cuando por fin logró reunir todas las semillas que encontró, dejó la caja que las contenía sobre la mesa, metió su cara y sus manos dentro de la misma y comenzó a moverlas lentamente. Sentía cómo las diferentes texturas de las semillas rozaban cada una de las partes de su cara y de sus manos; se imaginó nadando dentro de un mar de semillas. Sin embargo, la sensación duró muy poco, ya que sintió que alguien le agarraba del hombro y le empujaba hacia fuera de la caja.
Cuando Juan Pablo estuvo de vuelta en su realidad, encontró a una maestra muy molesta y muchas miradas de rechazo de sus compañeros.
Él quería explicarles su idea, para que todos pudieran sentir lo que él sintió, pero no pudo. Guardó silencio y pensó que Primaria no sería tan distinta a Preescolar, pero esta vez tendría que esperar seis años, en lugar de tres, para poder ingresar al siguiente nivel, Secundaria, la cual seguramente sería distinta.
Al igual que Juan Pablo, por lo menos el 10 % de los alumnos de nuestras escuelas son espontáneos, ocurrentes, creativos, curiosos y talentosos. En muchas ocasiones, a los maestros se nos dificulta reconocer el talento y la creatividad en los alumnos debido a que no nos quedan claros estos conceptos, o solemos pensar que inteligencia, creatividad y talento van de la mano con un alto rendimiento académico.
Al leer el caso de Juan Pablo, nos podemos dar cuenta de por qué es importante atender a este tipo de alumnos. Sin embargo, mencionaremos algunas de las causas por las que los maestros deberíamos tener presentes, siempre y de manera especial, a estos alumnos:
1. Nos hacen crecer como profesionales, ya que provocan que estemos en alerta permanente para atender sus necesidades.
2. Aprendemos mucho de ellos.
3. Sirven como modelo de análisis, reflexión y solución de problemas al resto de sus compañeros.
4. Cuando su talento, inteligencia y creatividad están bien enfocados y estimulados, brindan, a través de sus productos y trabajo, tanto a los docentes como a la escuela en general, mucha satisfacción y reconocimiento.

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