Rúbricas holísticas vs. rúbricas analíticas
Una rúbrica es un protocolo de evaluación que identifica las competencias y subcompetencias que pretende abarcar una actividad docente. Cada una de ellas se asocia a una serie de criterios sometidos a una graduación que permiten comprobar su nivel de desarrollo. Se trata de una técnica de evaluación muy útil cuando evaluar es muy complejo.
Los especialistas en didáctica mencionan dos tipos de rúbricas, analíticas y holísticas.
Las rúbricas analíticas desglosan una actividad en varios indicadores y describen los criterios observables para cada nivel de ejecución (de deficiente a excelente); es muy útil cuando se trata de hacer un análisis detallado de cada una de las subcompetencias asociadas a la actividad y detectar los puntos fuertes y débiles del individuo o grupo en la ejecución en la misma. También permiten un alto grado de retroalimentación profesor-alumno a la hora de establecer los criterios individuales de puntuación de las actividades. Las rúbricas holísticas o globales consideran la tarea como un todo en el que las deficiencias puntuales no afectan a la calidad global de la actividad. Se trata de una evaluación sumativa más que formativa y requiere menos tiempo de dedicación. Eso sí, la información que aporta es también menos detallada. En ella se describen únicamente los criterios observables para cada nivel de ejecución (de deficiente a excelente).
Las rúbricas holísticas requieren un análisis en conjunto, por parte del profesor, del proceso o del resultado, sin juzgar cada componente de forma separada. En el caso de las rúbricas analíticas, el docente valora separadamente las diferentes partes del proceso y la calificación final es la suma de las individuales.
En el proceso de elaboración de un protocolo de evaluación por rúbrica para una actividad docente existen varias etapas [1]:
- Identificar los criterios (competencias o subcompetencias) que se pretende evaluar.
- Identificar atributos observables específicos (conocimientos, comportamientos, habilidades, actitudes) que permitan discernir si el alumno ha alcanzado el correspondiente objetivo competencial.
- Identificar las formas de describir el grado de ejecución de cada uno de los atributos (alto, medio o bajo).
- a) Para las rúbricas holísticas, emplear descripciones narrativas con el fin de referirse a un trabajo competente o deficiente, incorporando cada calificativo en la descripción y, a continuación, hacer lo mismo para otros niveles de ejecución que conecten los dos extremos; b) para las rúbricas analíticas se recomienda utilizar descripciones narrativas con el fin de indicar un trabajo excelente o deficiente para cada uno de los atributos, así como para otros niveles en el continuo que conecte los dos extremos de nivel de ejecución.
- Comprobar el funcionamiento de la rúbrica y rediseñarla después de su uso, si fuese necesario.
Rúbrica holística
Las rúbricas holísticas se emplean generalmente cuando es posible tolerar errores o deficiencias en alguna parte del proceso si el resultado final es aceptable; también se usan cuando la creatividad es una de las características que se espera del trabajo del alumno y, por tanto, existe una variedad de resultados que se pueden calificar de correctos. Este tipo de rúbricas permiten un proceso de evaluación más rápido que el de las rúbricas analíticas. Pero su problema es que la información que aportan no es tan concreta al respecto del nivel alcanzado en cada uno de los criterios, ni para el alumno ni para el docente. En la primera de las imágenes adjuntas se puede ver un ejemplo de una rúbrica holística asociada a la actividad «Trabajo en el Laboratorio».
Rúbrica analítica
Las rúbricas analíticas son más adecuadas cuando se espera del alumno una respuesta más o menos concreta, sin que la creatividad entre a formar parte de las cualidades requeridas en tal respuesta. La segunda de las imágenes adjuntas recoge una rúbrica analítica referida a la misma actividad, «Trabajo en el Laboratorio».
Este tipo de rúbricas hace que la evaluación sea más lenta y costosa, debido tanto a la dificultad del diseño de las rúbricas como a la obtención de los resultados en sí mismos. Su principal ventaja es que existe retroalimentación, tanto para profesores como para alumnos, sobre el desarrollo específico de cada criterio, lo que permite obtener información importante sobre las debilidades o fortalezas de cada alumno.
BIBLIOGRAFÍA:
Mertler, C. A. (2001). Designing scoring rubrics for your classroom. Practical Assessment, Research & Evaluation, 7(25). Disponible en http://PAREonline.net/getvn.asp?v=7&n=25
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